¡TEJIENDO RELACIONES CON MI MASCOTA!

15 julio, 2021 Desactivado Por Migotes Pets

“P.: ¿Quién eres? eres muy lindo…

Z.: Soy un zorro

P.: Ven a jugar conmigo

Z.: No puedo, porque no estoy ‘domesticado’

P.: ¿Qué significa ‘domesticar’?

Y el zorro como yendo al centro del problema le contesta

Z.: Los hombres tienen fusiles y cazan…también crían gallinas…es su único interés…

El Principito lo interroga al zorro insistentemente…pero ¿qué significa domesticar?

Z.: Es una cosa demasiado olvidada…significa crear lazos”.

El universo es una gran red, habitada por entidades vivas. Todos somos protagonistas responsables de lo que en esa gran red ocurra. Debemos tomar conciencia de la necesidad de re-crear lazos. Así finaliza su texto la psicóloga social María Teresa Pozzoli.

Hoy tenemos una necesidad sentida de reflexionar en el cambio que se ha venido presentado en la relación entre personas y animales, y más específicamente en la relación con aquellos que domesticamos y llamamos: mascotas, “animales domesticados depositarios de nuestras emociones”, este cambio de mirada, implica un cambio de paradigma; en nuestra cultura antioqueña los animales pertenecían a la granja, su sentido estaba en aportar a la economía agraria, pero hoy organizaciones de protección animal afirman que la sociedad ha dado un giro importante en la percepción y trato de los animales. La ley 1774 de 2016 de protección animal sirvió de argumento para dicho cambio, en su primer artículo declara a los animales como seres sintientes: “no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”.

Para comprender este cambio, es fundamental entender como las economías predominantes a nivel mundial influyen en el cambio de percepción de las personas en relación con su medio, a través de medios de comunicación, radio: programas y música, televisión: comerciales series, novelas y noticieros, discursos políticos, internet; nos venden diariamente discursos, lo deseable, modas que quedan en nuestro subconsciente y posteriormente influirán directamente en la toma de decisiones, que por consecuencia se introyectan como hábitos: concepto que retomamos del sociólogo Pierre Bourdieu: “aquellas prácticas: formas de pensar, sentir y actuar que de forma consciente o inconsciente heredamos de un sistema, con intereses sociales, económicos y políticos”.

En esta lógica los animales más allá de ser un alimento o un ser más de la naturaleza, algunos entrenados para el trabajo, también pueden ser parte activa de una economía capitalista: los perros, gatos, mini pigs, hámster, peces, aves, entre otros empiezan a mover un sector económico diferente. Este concepto y cambio de paradigma es fundamental para entender de relación entre mascota y amo, socialmente se crea una “moda” proteger a los animales y en este marco se comienzan a promover prácticas de cuidado, el amo, como figura represora, se transforma y deviene en la figura del cuidador: aquella persona que protege y consume lo mejor para su mascota, en esta dialéctica se pierde de vista dos aspectos importantes que en la moral del deber ser, se desdibuja: el deseo del cuidador, y las necesidades del animal domesticado.

Pasamos de ser amo, que tiene el poder y saber sobre el animal domesticado, a protegerlos y cuidarlos entendiendo la relación especial y de equilibrio entre medio ambiente, personas y animales. En este cambio de percepción y forma de relacionarnos con nuestras macotas, es importante aclarar el límite, hasta donde podemos llegar con las mismas.

Nuestros amigos peludos NO son hijos, ni personas; sienten y tienen necesidades diferentes, protegerlos y cuidarlos implica aceptar esta condición para crear lazos sanos, con aquellos que confían en nosotros.

¿Cuáles son sus necesidades?

Aquello que nos diferencia de los animales es el lenguaje, más específicamente el habla, las personas tenemos la capacidad de pensar y expresar a través del habla, expresiones corporales lo que sentimos y pensamos, a diferencia de nuestro amigos peludos, que no pueden hablar, si bien los animales pueden tener manifestaciones de expresión en su cuerpo, aun no logramos tener códigos de comunicación que nos pueda dar cuenta científicamente de su sentir, pensar y actuar; sin embargo no podríamos negar que el amo logra interpretar los signos que emite su mascota, como voltear la coca, es signo de hambre, o ladrar cuando llegas del trabajo es signo de alegría, cada amo, va tejiendo en la relación con su mascota unos códigos de comunicación, que pueden estar lejos de ser objetivos, dependen de nuestra interpretación, estado de ánimo, atención, lo que se puede convertir en una barrera para identificar las necesidades de nuestros amigos peludos, sin que sean una proyección de las propias.

En nuestro medio podemos observar como muchos cuidadores, piensan que sus mascotas no quedan llenos con su concentrado y comienzan a proporcionales alimentos grasos, carnes, snacks en mucha cantidad y a largo plazo encontramos peluditos obesos, así mismo encontramos perritos que según sus cuidadores deben hacer mucho ejercicio, pero no les proporcionan el concentrado según sus requerimientos calóricos, y después los encontramos descompensados en los centros veterinarios. También encontramos perritos que después de probar la comida de su cuidador, no desean comer su concentrado y la interpretación es mi perro o mi gato está enfermo, o el concentrado es malo.

En la relación con nuestros amigos peludos tenemos un desafío, ver y reconocer a otro ser, con necesidades diferentes, en la mayoría de casos actuamos según lo que interpretamos de lo que creemos que requieren o creemos que sienten y muchas veces terminamos ofreciéndoles cosas que quizás no necesitan y que pueden influir en su comportamiento natural.

Los animales requieren de su instinto para sobrevivir, domesticar no implica humanizar a los animales, implica adaptarlos a contextos sociales, donde el animal ya no caza para sobrevivir, sino que debe aprender a pedir su alimento a su cuidador.

Las personas tenemos una necesidad sentida de controlar y ese acto de control se ejerce a través de lo que interpretamos como correcto e incorrecto, o mejor deseable en nuestro contexto social.

Pensamos que es incorrecto que un perro duerma en el piso, o que se lama ciertas partes de su cuerpo, o que busque marcar territorio, o que se sumerja en la basura, que es incorrecto que no coma lo que nosotros comemos, si hace frio debe estar abrigado; en todas estas interpretaciones, estamos borrando su instinto, su naturaleza, su capacidad de cuidarse que le permite garantizar su supervivencia.

El perro se arroja al piso porque siente calor, su instinto le demanda tirarse al piso frio. No es lo mismo la sensación térmica de una persona, a la de un amigo peludo, su pelaje lo protege del frio, de los golpes, de otros animales y quitar su pelaje puede acarrear consecuencias desde problemas en la piel, hasta enfermedades infecciosas.

Tanto perros como gatos marcan territorio para tener un punto de referencia, de esta forma huelen cuando llegan a casa e identifican que por allí pasaron, esto les genera seguridad, les permite ubicarse y adaptarse.

Los animales lamen sus partes íntimas porque es su forma de asearse, no lo hacen por ser desagradables, al contrario, el baño en los perros y gatos esta sugerido para máximo una vez al mes y con productos especiales que no afecten su PH, o glándulas sudoríparas.

El alimento de las macotas, está formulado para que sea completo y balanceado, diferente al que consumimos las personas, nuestra comida puede generarles a largo plazo problemas de salud graves, como hígado graso, ceguera, hipertensión; de allí la invitación a lograr entender su mundo, ser empáticos con nuestras mascotas.

Esta reflexión pretende plantear la necesidad de generar consciencia frente a estos seres especiales y lo que implica ser cuidador, no como aquel que todo lo ofrece sin límites, sino, al contrario aquel que es consciente precisamente de los cuidados que requiere un animal que convive en nuestra sociedad. Tener una mascota en casa NO DEBE SER un asunto de “MODA”, ellos requieren cuidadores comprometidos, que entiendan su proceso de adaptación y acomodación, que les tengan paciencia y que sean conscientes de que es una decisión para ofrecer calidad de vida al amigo peludo el cual requiere:

  1. Alimentación acorde a sus requerimientos nutricionales que varían según su edad, tamaño, raza y estado de salud.
  2.  Protección, amor y consciencia de cuidado; lo que implica dedicarles tiempo, brindarles un espacio adecuado y atención en salud.
  3. Ejercicio: acompañarlos a caminar, garantizar que con ejercicio nuestro amigo pueda canalizar toda su energía, para evitar estrés y posteriores daños en casa.

Nuestra mirada equilibrada, influirá en la salud de nuestras mascotas, no podemos convertirlos en los depositarios de nuestras frustraciones o deseos inconscientes, busquemos asesoría cuando no entendamos lo que le sucede, los animales no son ese algo que se recoge y se desecha; son compañeros de vida que requieren nuestro acompañamiento equilibrado, que permita diferenciarnos, esas diferencias más allá de separarnos como seres humanos, nos da la oportunidad de complementarnos, como lo dice el zorro del principito feliz, “permitámonos crear lazos en nuestras diferencias”.

Artículo redactado por:

Marcela Arteaga García.

Psicóloga social.